“Crecer en una granja de lácteos es, sin duda, una experiencia que enseña disciplina y dedicación a un propósito, además de infundir un profundo sentimiento de gratitud y compromiso hacia la tierra y la tradición familiar”. María José Banchero
Pasión por los lácteos
En nuestro tambo familiar, la producción de yogur comienza con la leche fresca de nuestras vacas criadas con cuidado y alimentadas de manera orgánica. Después de ser pasteurizada, la leche se fermenta con cultivos lácticos probióticos en nuestra pequeña planta, donde se deja reposar en recipientes individuales durante horas. Este proceso artesanal permite que la leche se transforme en yogur, adquiriendo su característico sabor cremoso y sus beneficios probióticos. Una vez completada la fermentación, el yogur se enfría y se envasa con esmero, asegurando que cada frasco conserve su frescura y calidad excepcionales, listo para llevar el auténtico sabor del campo a la mesa de nuestros clientes.